El Banco de España constata que la economía española resiste la
ralentización mejor que el resto de la eurozona. A partir de los datos
conocidos entre enero y marzo, el organismo detecta que la proyección de
crecimiento de España mejora mientras que la de la eurozona empeora. En
una nota difundida este lunes, el banco solo lo justifica por
“elementos idiosincrásicos” que ejercen “un efecto positivo a corto
plazo”. Según los expertos, la recuperación del empleo y los salarios,
una política fiscal expansiva, el escaso ahorro, el aumento del crédito
al consumo, la recuperación de la construcción, unos tipos de interés
reales negativos y el abaratamiento del petróleo contribuyen a este
impulso añadido. Sin embargo, advierten de que esta diferenciación no
durará siempre.
La actividad en España aguanta mejor que en el resto de la zona euro. Si en 2018 el PIB español creció un 2,5%, en la eurozona avanzó un 1,8%.
Esto es: una diferencia a favor de la economía española de 7 décimas.
Este año la previsión para la unión monetaria es del 1,1%, según los
últimos pronósticos del BCE. En cuanto a España, el panel de Funcas,
compuesto por 18 instituciones, mantuvo el jueves pasado su estimación
para este año en el 2,2%. Lo cual significa que en 2019 la economía
nacional podría elevar la brecha de crecimiento con la media de la zona
euro hasta las 1,1 décimas. Este lunes, con las cifras conocidas hasta
ahora, el Banco de España confirmaba esta tendencia.
Tras varios años de recuperación de la crisis de deuda, el horizonte que
se dibujaba para la zona euro era el de una progresiva ralentización
hacia lo que sería un crecimiento más normal dada la actual demografía y
los escasos incrementos de la productividad. Solo que algunos factores
que se consideran temporales han agudizado este proceso. No solo por la
industria del motor. También las protestas de los chalecos amarillos en
Francia o el parón que se autoinfligieron los italianos al plantear un
órdago fiscal a Bruselas que se ha traducido en una prima de riesgo
disparada, un desplome de la inversión y, en última instancia, la
entrada en recesión técnica. Este lunes, el vicepresidente del BCE, Luis
de Guindos, explicó en Madrid que estos factores que lastran el
crecimiento tardarán más en suavizarse de lo previsto.
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